El Parque del Virrey se encuentra entre la carrera 20 y 15 con la calle 87
y la 86.
Para orientaros: las calles van de este a oeste y suben de número a medida
que van hacia el norte, mientras que las carreras van de norte a sur y suben de
número a medida que van hacia el oeste, es decir, a medida que se alejan de las
montañas.
Este parque es un pulmón verde en el norte de Bogotá. El parque está lleno
de altos árboles, arbustos y césped. Hay un puente para cruzar el río Negro,
que debe deber su nombre al color del agua por la que él circula. El parque
está atravesado por 4 caminos con baldosas y un carril de bici. Por ellos está lleno de personas andando,
haciendo footing, marcha atlética, montando en bici o simplemente paseando. Y
es que en Bogotá la gente hace mucho ejercicio, tanto personas jóvenes como
mayores.
A lo largo del parque hay varias zonas con aparatos para hacer gimnasia:
los hay para fortalecer brazos que son como dos timones y tienes que hacer
rodar hacia un sentido y el otro, para fortalecer piernas y glúteos que son una
especie de bicis estáticas que tienes que accionar hacia arriba y hacia abajo,
steppers, barras para hacer dominadas, bancos de abdominales, espalderas,… y un sinfín de instalaciones para cultivar el
cuerpo.
Ayer paseando vi 4 chicos rodeados de 15 perros. Grandes, pequeños, pero
todos de raza, preciosos. Y es que en Bogotá la gente pudiente tiene paseadores
de perros que les sacan los perros al parque a pasear. Se juntan varios
paseadores y como cada uno lleva varios, aquello parece una fiesta de sabuesos.
Otras personas van al parque a comer tipo picnic, a charlar con los amigos
o incluso a hacer la siesta tumbados sobre el manto verde de césped. Puedes ver
casi de todo. Cada uno a su aire y de la manera que mejor le parezca.
Los viernes hay un mercado de fruta y verdura. Se llama Placita Móvil y
venden toda clase de verdura, fruta, huevos, quesos y también hay un puesto
donde puedes comprar baterías de cocina y otros utensilios. Hay gente local
comprando por lo que debe ser una buena opción. Comparando precios con los del
supermercado Carulla y la tienda Servifruver, es más económica y la calidad es
buena. Cuando te ven llegar, enseguida se ofrecen a ayudarte “yo le colabora
señora”. Te asignan una caja de verdura en el suelo y tú vas poniendo todo lo
que compras dentro. El último día incluso tenía una dependienta a mi lado que
me seguía con una cesta colgada del brazo e iba cogiendo todo lo que yo iba
comprando. Cuando has terminado cogen la caja grande y la ponen en la caja de
pago. Pagas y listo. La atención que te dan los bogotanos es espectacular. Te
tratan como un rey, y te dicen cosas como “a la orden”, “para lo que usted
quiera”, “con gusto”. Y aunque te sientas un poco extraño con tantas atenciones,
tienes que dejarte querer porque es a lo que están acostumbrados y se ofenden
si impides que lo hagan.
Hoy he decidido mimetizarme con el entorno y empezar a copiar el ejemplo
saludable de los bogotanos de hacer ejercicio por el parque. Me he puesto mis
leggings de hacer spinning, una camiseta negra de manga corta, sudadera, gorra,
gafas de sol, mis bambas Victoria y la Manduca en la espalda con Clara
dentro. He empezado a andar por uno de
los caminos y he ido subiendo y bajando por cada uno de ellos hasta dar dos
vueltas. En total unos 40 minutos andando con los auriculares puestos
escuchando Dos Pájaros de un Tiro de Sabina y Serrat. Ha sido genial. El parque
tiene zonas de sombra y otras de sol, te vas cruzando con gente que hace lo
mismo que tú y pasas un rato agradable moviendo las piernas y el corazón. Al
terminar he buscado un trozo de césped con sombra y he hecho algunos ejercicios
de suelo y estiramientos. Mientras tanto Clara andaba alrededor mío cogiendo
hojas caídas de los árboles y trozos de ramas y me las iba trayendo. Voy a
intentar coger esta rutina como algo habitual.
Nuestro “apartamento” está muy cerca del parque y el nuevo piso que estamos
buscando será por esta zona para poder disfrutar de todo lo que el Parque del
Virrey ofrece.
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