Me acabo de despertar y estamos a 1.47h de Bogotá. Llevamos volando más de
9 horas. Ahora mismo estamos sobrevolando el espacio que hay entre Santo
Domingo y Caracas, estamos sobrevolando Maracaibo, Aruba,… lo estoy viendo en el
plan de vuelo que tengo en la pantalla frente a mí. Son nombres tan exóticos que
se me hace raro tenerlos tan cerca bajo mis pies. Nos quedan 1.258 km para
llegar a nuestro destino.
El día nos ha acompañado todo el viaje porque le
ganamos tiempo al día: Cronos, hemos conseguido arañarte unas horas. Pero ahora
el cielo ha oscurecido y por la ventana se ve una preciosa mezcla de azul cielo
y azul índigo. Clara y Pepe están durmiendo y es que nos han puesto en 1ª clase
y no tiene nada que ver con viajar en clase turista. Y todavía más en un vuelo
tan largo. Los asientos son enormes y el espacio más que suficiente. Nos han
ofrecido aperitivos de bienvenida, cena con cóctel, entrantes, postres, café
con galletas y ahora se oye a las azafatas preparar más cosas. Como diría mi
buena amiga Mónica: “¡Que no falte de ná!”. Los asientos se reclinan totalmente
como una cama y tienes una pantalla con canal de televisión, películas, juegos,
música, entretenimiento para niños,… en fin, de todo para que el viaje sea muy
confortable.
Cuando lleguemos serán las 20.00h, hora local. Para nosotros las 03.00h de
la madrugada. Ya nos queda poco para poner los pies en esta tierra tan próxima
al ecuador. Hasta ahora todo nos sonríe. Ayer mismo encontramos inquilina para
nuestro piso, nos han devuelto el dinero de hacienda, tenemos piso preparado en
Bogotá y no tenemos que ir a un hotel y además nos llevan en business class.
De manera que nos sentimos bendecidos por Latinoamérica.
Miro una y otra vez el plan de vuelo
y veo lo lejos que estamos de casa y casi no me lo creo. En Bogotá crearemos
una nueva casa, un nuevo hogar, lejos de nuestra gente, pero venimos con ganas
de vivir la experiencia y empezar un nuevo inicio.
En el menú he leído estas palabras que me han encantado porque creo que definen a la tierra en la que vamos a vivir y quiero compartirlas con vosotros:
"SABORES DE COLOMBIA:
Colombia huele a flores, mar y montañas.
Colombia sabe al café de la mañana y frutas refrescantes en tardes de sol.
Olores y sabores que brotan de una tierra fértil y perduran en la memoria.
Productos exóticos y siempre frescos, que se combinan en deliciosos platos para que disfrute en el cielo lo mejor de la tierra colombiana. "
En el menú he leído estas palabras que me han encantado porque creo que definen a la tierra en la que vamos a vivir y quiero compartirlas con vosotros:
"SABORES DE COLOMBIA:
Colombia huele a flores, mar y montañas.
Colombia sabe al café de la mañana y frutas refrescantes en tardes de sol.
Olores y sabores que brotan de una tierra fértil y perduran en la memoria.
Productos exóticos y siempre frescos, que se combinan en deliciosos platos para que disfrute en el cielo lo mejor de la tierra colombiana. "
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