viernes, 18 de diciembre de 2009

BALI: LOS MOCHILEROS MOTEROS



Bali nos es una isla muy grande pero tiene muchas cosas para hacer y visitar, desde visitar los peculiares templos hinduistas, explorar la flora y la fauna de sus montañas, snorkelear en sus preciosos arrecifes de coral o hacer un trekking en medio de volcanes. La verdad es que queríamos hacer muchas cosas y parecía que el trasporte público aunque llega a la mayor parte de los pueblos costeros y turísticos de la isla, no brindaba la misma posibilidad para explorar las regiones interiores. Así que ni cortos ni perezosos nos hemos alquilado una motocicleta para explorar las maravillas que nos deparaba esta famosa isla, pasando a ser mochileros moteros.


El primer día ya hemos descubierto las ventajas de nuestra acertada elección, ya que por la mañana fuimos a visitar el templo Pura Tanah Lot, situado en lo alto de una pequeña isla dentro del mar. Y es que en toda Bali hay un conjunto de templos emplazados mirando al mar eregidos por el sacerdote Nirartha en el siglo XVI, quien tenía predilección por el océano. Este templo es uno de los más fotografiados de todo Bali dado su entorno y emplazamiento.


Luego nos hemos dirigido hacia el interior para descubrir en Jaliluwih un paisaje completamente diferente al costero con verdes terrazas de arroz acompañadas de palmeras que hacen el deleite de los ojos. Cercano a este pueblo se encuentra uno de los templos más místicos y tranquilos de toda la isla. El Pura Luhur Batukau se encuentra en medio de la selva tropical con el único sonido de fondo de los pájaros y los sacerdotes oficiando ceremonias. Es extraño, pero a los turistas permiten la entrada sólo a ciertas zonas, restringiendo el paso a las áreas donde se ofician las ceremonias. Supongo que es debido a la mala costumbre que tenemos de sacar demasiadas fotos, faltando el respeto en algunos momentos y lugares tan sagrados como estos. Otra cosa imprescindible para entrar en los templos es disponer de un sarong, una especie de pareo que te colocan alrededor de la cintura y por la cual te cobran.


Como curiosidad, puedes leer los paneles colocados en la entrada de los templos que no está permitido la entrada a las mujeres con el período, las mujeres embarazadas, las mujeres cuyos hijos aún no tengan dientes, las personas que no vaya apropiadamente vestidas, las personas locas y algunas particularidades más que ahora no recuerdo.

Par la tarde, hemos tenido que recorrer varios Km para encontrar un hotel donde pasar la noche. Y es que no todos son ventajas en la vida del mochilero motero, a veces tienes que tienes que vértelas y deseártelas para orientarte en unas estrechas carreteras, en medio de campos de arroz donde las personas locales, aunque muy amables, no hablan nada de inglés y es difícil hacerte entender. Al final, hemos encontrado una super-habitación en un hotel que todavía está en construcción y donde los únicos inquilinos éramos nosotros.

jueves, 17 de diciembre de 2009

BIENVENIDOS A INDONESIA

Nuestro vuelo a Denpasar (Bali) salía de Bangkok el 16 de diciembre a las 06.15h de la mañana. Al ser un vuelo internacional teníamos que estar en el aeropuerto con 2 horas de antelación. Eso eran las 04.00h de la madrugada. De Bangkok al aeropuerto hay unos 30-40 minutos en taxi, de modo que teníamos que levantarnos sobre las 02.30h para llegar a buena hora. Decidimos que no valía la pena y tras un día de compras y trajín en Bangkok cogimos un taxi sobre las 22.00h y nos fuimos al aeropuerto internacional. Entramos en el fabuloso recinto y buscamos un sitio para pasar la noche. El lugar elegido fueron unos bancos más o menos blandos frente a los mostradores de nuestra compañía Air Asia. Intentamos pasar las horas de la mejor manera posible. Pepe estuvo curioseando su nuevo juguete: un portátil Acer Aspire One. Una monada desde la que ahora mismo estoy escribiendo. Yo enseguida adopté una postura horizontal e intenté dormir. Fue una empresa algo difícil ya que el aeropuerto estaba de lo más animado: máquinas puliendo el suelo con un pi-pi constante, un equipo de personas con grúas hasta el techo que colgaban Papa Noel y renos y unas pruebas de funcionamiento de altavoces que cada 10 minutos hacían un ruido del hiperespacio. Con todo conseguimos dormir un poco. Sobre las 04.00h abrieron los mostradores de facturación y pudimos endosar las mochilas. Luego nos regalamos un desayuno americano con huevos, bacon, salchichas y té. Estábamos listos para las 3 horas de vuelo que no separaban de nuestro paraíso. Yo las pasé durmiendo y Pepe leyendo. Cuando me despertó la voz del comandante del avión avisando que en breve íbamos a aterrizar empecé a mirar por la ventana y vi palmeras, casitas pequeñas, vegetación, árboles en flor y lo mejor de todo, el mar.

Nos dirigimos directamente a Kuta. Es una ciudad al lado del mar; su playa es enorme y está salpicada por surferos que se deslizan por sus olas. Hay un montón de buenos hoteles, tiendas de ropa muy bonita, biquinis con diseños que nunca había visto, bares, restaurantes, tiendas de muebles y decoración, alquiler coches y motos, escuelas de submarinismo,… es decir de todo. Decidimos darnos un respiro (de vez en cuando lo hacemos) y cogimos un hotelito que no estaba en primera línea de mar pero tenía aire acondicionado, amenities, toallas, cama y almohadas mullidas y una piscina estupenda. Aquí hemos pasado dos días de pleno relax y descanso. ¡Por fin hemos conseguido hacerlo¡ Llevamos 5 meses de viaje y aunque nos proponemos hacer relax, siempre nos pueden las ganas de hacer y ver cosas nuevas y diferentes. Así que hemos estado rodeados de australianos y australianas con cuerpos Danone que bajaban a la piscina a las 07.ooh de la mañana para coger hamaca. Nosotros nos levantamos a las 12.ooh y siempre teníamos la suerte de encontrar una hamaca libre y sin tener que darnos el madrugón.

El día que llegamos fuimos directamente a una librería para comprar la correspondiente Lonely Planet: Bali y Lombok. En Bangkok la tuvimos en las manos varías veces y más barata pero decidimos comprarla al llegar a destino. Pues bien, mientras la estábamos ojeando conocimos a un señor que nos recomendó un lugar para ir a cenar. Esa misma noche alquilamos una moto y nos fuimos a Jimbaran, un pueblecito al sur de Kuta. El restaurante a primera vista era un chiringo de playa con la cocina al otro lado de la calle. Nos dijeron si queríamos cenar dentro o fuera y dijimos fuera, así que salimos a la arena de la playa y allí, frente a nuestros ojos vimos mesas y sillas de madera sobre la arena blanca, el mar en tonos rojizos y púrpura del atardecer y decenas de velas como si fueran luciérnagas flotando en el aire. La brisa del mar era suave y había un grupo de 5 músicos tocando clásicos de Bob Marley y Bryan Adams que se iban paseando por las mesas. Pedimos una barbacoa para 2 personas: pescado, gambas, cangrejo, almejas, calamares y langosta. Y para acompañar patatas, verduras, sopa y ensalada. Os podría seguir contando pero sobran las palabras. Un lugar mágico y un momento inolvidable.

Cuando llevábamos un rato empezó a llover y tuvimos que ir dentro del restaurante. Aún así tenía su encanto estar en plena tormenta tropical y degustando semejante exquisitez. Una buena amiga de Auroville nos dijo que cuando llegas o te marchas de un lugar y llueve es que el lugar te bendice. Nos llovió al irnos de India, nos nevó al llegar a China y nos ha llovido en Bali. Bendecidos estamos.

Cuando amainó un poco la tormenta cogimos la moto y volvimos a Kuta. El cielo nos respetó hasta que llegamos al hotel y empezó a llover de nuevo. Pepe salió a la terraza de la habitación a recoger la ropa para que no se mojara y cayó un relámpago que iluminó toda la habitación; el siguiente trueno fue el más fuerte que he oído jamás. Pareció como si se hubiera partido el mundo. No os imagináis lo bien que dormimos arropados en nuestra blanda y ancha cama. El día siguiente amaneció soleado y luminoso. Estamos en época de lluvias y muchos días llueve un ratito, aunque de momento siempre ha sido por la noche o muy temprano por la mañana. Bienvenidos a Indonesia!