viernes, 27 de julio de 2012

EL PARQUE DEL CHICÓ

¿Os acordáis que os había hablado del Parque del Virrey? Pues hoy he descubierto otro parque todavía mejor: el parque del Chicó. Una maravilla en cuanto a parques se refiere. El parque del Chicó abarca varias cuadras (manzanas) que va desde la 94 a la 92 y entre la 7 y la 9. 

Si el Virrey era un lugar de paseo para personas y animales, el Chicó es el lugar perfecto para los niños. Toda la superficie está cubierta por césped verde y mullido. Cada ciertos metros hay estaques de agua cristalina con formas caprichosas: redondos, cuadrados, ovalados, en forma de estrella... Incluso algunos de ellos tienen en su centro una fuente o saltos de agua. Los pájaros se acercan a beber en ellos y puede que hasta alguno valiente se moje sus plumas en las frías aguas. Los niños hacen navegar sus barcos, se mojan las manos o lanzan piedras mientras miran los círculos que dibuja el agua. 


En la parte alta del parque hay un estanque grande con patos y ocas. Ayer un pato de plumas blancas y negras era abucheado por la ocas de plumas blancas. Parecía como si a las ocas les molestara su presencia y lo quisieran echar. Me recordó al cuento de El Patito Feo porque las ocas no pararon hasta sacar al pato fuera del estanque.


El parque goza de zonas de sol y de sombra gracias a los árboles que hay, algunos de ellos centenarios, de altos y enormes troncos. Hay pinos, liquidambar, eucaliptus, sauces, ficus, palmeras, mimosas, abetos, plataneros... y mis favoritos, que son unos de color azul grisáceo con hojas como de terciopelo. 
También hay flores que enmarcan el parque: hortensias de colores y clivias violetas. 



Para los mas pequeños hay inofensivos toboganes de 3 o 4 peldaños, columpios con barra de protección de madera, caballitos que botan, elefantes que ruedan, delfines que se balancean, zonas de tierra y arena y mucho espacio donde correr.


























Para los no tan pequeños, hay toboganes con pendiente de vértigo, ruedas que dan vueltas a toda velocidad, barras paralelas, cuerdas con nudos para escalar, pasarelas de madera, columpios...


En la entrada hay una biblioteca y zona de talleres para niños que se llama Desaburridos. Los niños están de vacaciones de verano y aprovechan para entretenerse en este centro. Allí los niños pintan, dibujan, recortan y escuchan cuentos. Ahora mismo, mientras escribo, están sentados en mesas y sillas de colores al aire libre mientras las monitoras les cantan y les dicen lo que tienen que dibujar. Todos ríen. Se les ve felices.

Por la tarde está lleno de niños y papas pero por la mañana es un lugar ideal para leer, escribir o simplemente contemplar su belleza. 

El Chicó es otros pulmón verde dentro de Bogotá. Necesario para oxigenar esta contaminada ciudad y para ver a nuestros hijos crecer y disfrutar.