martes, 30 de junio de 2009

UNA IMAGEN VALE MÁS QUE MIL PALABRAS

En la antigüedad, el lenguaje de nuestros ancestros no estaba formado de letras y palabras, sino de imágenes y símbolos que contenían el significado de aquello que querían expresar ya fuera una idea, un acontecimiento o una acción. Esto se puede observar a simple vista si uno se da un paseo por las pirámides de Egipto, los muros Incas o por el calendario de los de Mayas.

Pues bien, seguiré su mismo lenguaje de símbolos e imágenes para iniciar este blogs. En la primera imagen estamos Noemi y yo en nuestro último "crucero" por el Río Alto Madre de Dios en plena selva de Manu (Perú). Este parte de nuestro último viaje fue una de las que más nos emocionó. Hemos pensado en empezar este nuevo viaje con uno de nuestros mejores recuerdos del año pasado.

La mayoría de vosotros nunca habréis visto una carta astral, muchos pensaréis que esto son "cuentos chinos", otros creeréis que estamos locos (razones no os faltan) pero como dice el refranero "la ignorancia es la madre del atrevimiento". Aunque yo no sería tan condescendiente y diría que “la ignorancia es la madre de la esclavitud y la barbarie”. Pues resulta que los reyes en otras épocas consultaban a los astros para iniciar sus guerras y sus alianzas, y esto lo hacían buscando el momento más propicio. Gracias a un gran amigo y astrólogo, nosotros también hemos querido buscar un momento propicio para nuestra pequeña gran “hazaña”. Así que aquí está lo que dicen los astros.

Y por si no fuera poco, seguro que te estarás preguntando y que "coño" es la última imagen? Pues lo mismo me pregunto yo, pero esto ha llegado hoy mismo a mis manos entregado por un gran SER como un símbolo de guía y protección para nuestro viaje. Y como no, lo hemos querido compartir contigo. A medida lo vayamos descubriendo, os lo iremos contando. A tí que te sugiere?

Seguro que más que responderte incógnitas sobre nuestro viaje, todavía has terminado con más que antes de empezar. Pero así es la vida de interesante, cuando crees que conoces al qué está a tu lado, resulta que tiene facetas que nunca hubieras imaginado. Es más, yo acabo de descubrir una parte de mí que desconocía. Me he dado cuenta que me puedo enrollar como una persiana sin decir “nada”, pero sin embargo tengo la sensación de haberlo dicho “todo”.

Por último, “nunca olvides que existen cuatros cosas en la vida que no se recuperan:
La piedra, después de arrojada;
La palabra, después de proferida;
La ocasión, después de pérdida;
El tiempo, después de pasado. “