viernes, 11 de septiembre de 2009

OTROS SERES

La India se caracteriza por su respeto hacia todos los seres vivos. El más significativo es su respeto por las vacas que las consideran sagradas, al igual que los elefantes como en otro artículo ya comenté. Pero no solo eso, en cualquier sitio ya sea ciudad, pueblo, campo o montaña, te puedes encontrar con perros, gatos, bueyes, búfalos, monos, cuervos, halcones, águilas, ratas y un largo etcétera donde también se incluyen las vacas y los elefantes mencionados anteriormente.

Además, también encuentras otros tipos de “seres” no tan simpáticos que para los indios tienen el mismo derecho a la vida que un ser humano. Así pues, puedes encontrar todo tipo de hormigas (rojas grandes, negras grandes, negras pequeñas, termitas, …) , cucarachas a las que casi puedes saludar, arañas con pelos en las patas, sapos que si les das un beso igual se convierten en príncipes, lagartos, iguanas, camaleones incluso mangostas que siempre van en parejitas.

Pero ahí no se termina la historia, hay otros tipos de seres que no son tan inofensivos como los descritos hasta el momento. Os voy a contar un par de experiencias que he tenido durante mi instancia en Auroville.

Al principio de estar en Auroville nos alojábamos en una “Guest House” donde las habitaciones eran como cabañas con hojas de palmera. Puede resultar muy idílico al principio, pero cuando empiezas a ver que las hormigas se han propuesto comerse cualquier cosa (como tu cepillo de dientes) o las cucarachas campan a sus anchas o las arañas tejes sus redes por doquier o los mosquitos te quieren comer intentando atravesar la mosquitera pierde todo su encanto. Si a eso le sumas que el baño era al aire libre, no te quiere contar las fauna que encontrabas allí si tenias alguna “emergencia” en mitad de la noche. Además, la cocina también era compartida y las mesas también estaban al alcance de cualquier ser que “habitara” la Guest House. Así que una noche fue a beber un poco de agua a la cocina y después de beber me hacer a una mesa a leer una noticia del periódico local. De repente, siento algo extraño y en mitad de la penumbra veo algo negro cerca de mi pie izquierdo. Mi sorpresa fue mayúscula cuando al enfocar mi linterna (sin la cual no puedes salir de casa por la noche vayas donde vayas) veo un escorpión negro de tamaño de una rata. No me picó, pero de repente te dan ganas de matarlo porque no estamos acostumbrados a este tipo “seres”. Eso si, estuve “jugando” un rato con él, y no veas como levantaba su aguijón cuando los tocaba con un palo largo que me había agenciado para lidiar con tal elemento. Unos días más tarde, por la noche también puede ver en nuestro lavabo comunitario otro escorpión mucho más pequeño de color tierra que en su espalda llevaba ciento de pequeños escorpiones que acaban de nacer. Y como no, también estuve observando sus reacciones cuando yo le inquiría mi cepillo de diente. Pues, según me explicaron días más tarde, los más peligrosos son los pequeños porque su picadura produce tal dolor que casi te puede dejar paralizada una pierna hasta que pasa el dolor.

Primera conclusión, en la India el tamaño no importa. O mejor dicho, importa pero al revés.

Otro día también pude presenciar una escena que parecía más bien del Nacional Geographic. Estaba leyendo tranquilamente en el porche de nuestra pequeña casita que habíamos alquilado a Saranam (una española encantadora), cuando de repente escuche un sonido que me parecía muy, pero que muy familiar pero que hacia tiempo que no escuchaba. Ahhh, era Noemí con el aspirador limpiando nuestra casita de polvo, hormigas y arañas (lo normal en la India). Decidido a que nada interrumpiera mi momento de lectura apacible con sonido de pájaros de fondo, cogí mi silla y la planté bajo de un árbol algunos metros alejada de aquel ruido infernal. Pues bien, mientras estaba leyendo, veo que desde el árbol cae algo pesado en la maleza, pero no lograba alcanzar a ver que era. Yo con mis chanclas de plástico no me atrevía a acercarme, pero mi curiosidad pudo más que mi miedo. Así que me acerqué y puede ver como una iguana estaba luchando por salvar la vida de las fauces de una serpiente de un metro (más o menos). La serpiente tenía bien cogida a la iguana por el cuello, así que poco podía hacer. En aquel momento, me apiade de la iguana y le tiré una rama a la serpiente que en seguida soltó su presa. Pero la historia no termina aquí, la iguana se sube un árbol decidida a salvar la vida, pero la serpiente debía tener una hambre atroz, porque con una rapidez increíble subió al árbol detrás de su presa. La iguana salta a la desesperada del árbol y casi antes de que toque el suela la serpiente salta detrás de ellas y la vuelve zafar. Increíble pero cierto. En ese momento, me di cuenta que las leyes de la naturaleza están por encima de nuestra consciencia sobre el bien o sobre el mal. Así que solo puede, pararme a contemplar como la serpiente empezaba a desencajar su mandíbula para engullir semi-viva a su presa. Entre tanto, me dio tiempo a buscar mi cámara para hacer esta foto en la que se ve como la serpiente está más de medio metro plantaba en vertical sobre el suelo con su presa en la boca.

Segunda conclusión, en la India es ver, oír y calar.

También hemos visto otros seres más bonitos, como un pájaro completamente blanco con una cola de unos 20 centímetros que le llaman ave del paraíso, pero de este animal no tenemos ninguna instantánea :-(

No hay comentarios:

Publicar un comentario