martes, 17 de noviembre de 2009

LESHAN Y EMEI SHAN


Shan es una palabra china que significa montaña, y es que llevamos varios dias visitando varias montañas donde se asientas algunos puntos de interés budistas muy importantes.

Hace dos días pudimos visitar en Leshan el Gran Buda de tan solo 71 metros de altura esculpido en el acantilado donde confluyen los rios Minjiang, Dadu and Qingyi. Nosotros lo divisamos desde la isla situada justo delante. Aunque estaba un poco lejos, desde este punto se puede observar la mejor perspectiva de este colosal. Y es que el Buda fue promovido por el monje Haithong en el 713 para apaciguar los demonios que habitaban la confluencia de los rios y provocaban muchas muertes de barqueros. El proyecto funcionó y es que los escombros que sobraron de la construcción fueron echados al rio, con lo que la turbulencia de las aguas se redujo, evitando más muertes. Como podeis observar en las fotos, este gigante impresiona a todos los monstruos de la zona.

Luego decidimos venir a Emei Shan, una de las cuatro montañas sagradas Budistas más importantes de la China, junto con Wutai Shan.

Estas montañas fueron uno de los sitios de paso y retiro de Puxian, un bodhisattva que venía a lomos de su elefante para extender el budismo desde la India. A partir de entonces se construyeron muchos monasterios en este lugar, gran parte de los cuales fueron destruidos por incendios o por la Revolución Cultural China. Hoy día han sido rehabilitados gran parte de ellos, aunque por el turismo que para la religión.

En la cima de la montaña a 3077m de altitud se halla el Monasterio de la Cumbre Dorada desde donde se pueden ver unas magnificas vistas del valle que se extiende a sus pies. Además, a veces se crea un fenómeno muy especial. A los pies de monasterio se crea una cortina de niebla que no deja ver el valle, así cuando sale el sol por encima se crea como una aureola parecida a la que se pinta a Buda, Maria o Jesús. Al parecer no es muy fácil de ver y la mayor parte del año esta tapado por las nubes, y más ahora que es otoño. No obstante, he encontrado algunas fotos en internet que demuestras que realmente se crea este fenómeno aunque yo no tuve la suerte de verlo.

Para subir a esta montaña hay una peregrinación de un par de días, y a mi me apetecía mucho subir, pero a Noemí le apetecía pasar el frio polar que hace en esta fechas del año a 3000 metros de altitud. Así que hemos decidido separarnos por unos dias para que cada uno hiciera lo que le apeteciera.

Así que hoy he subido 25 Km de escaleras interminables con un un desnivel de 2500, y es el camino empezaba en los 700m y he terminado en la cima del monte. En la guía ponía que era difícil empezar la peregrinación en el Templo de la Larga Vida y terminar en el Templo de la Cumbre Dorada, y la verdad es que así ha sido. Sobre todo las últimas 2 horas que se han echo interminables, tanto por el cansancio acumulado como por el frio invernal que hacía. En total he caminado unas 8 horas, con muy pocas paradas para visitar los templos que hay en el camino, beber un poco de agua y comer algo sobre la marcha.

La primera parte del trayecto ha sido muy energetizante, disfrutando de la vegetación exuberante mezclada con la arquitectura oriental de los templos. Luego a empezado a llover ligeramente, pero a medida que iba ascendiendo, la lluvia se ha transformado en nieve que poco a poco ha ido cambiando el paisaje de verde oscuro a blanco nuclear formando un manto reluciente digno de una postal de navidad. En esta parte del trayecto me encontraba con la mente muy serena y lúcida pendiente de todas las partes del cuerpo; los pies, las rodillas, las manos, la nariz, la espalda... para evitar que se enfriaran o notar cualquier contractura muscular. Ha sido como una meditación que me ha acompañado la mayor parte del camino.

En la segunda parte de la peregrinación, la "meditación" ha dejado paso al dolor punzante del hombro izquierdo, a la espalda contractura, a las rodillas doloridas y a un frío insoportable tanto en los pies, como en las manos. Menos mal que la dura ascensión hacia poner en movimiento todos los músculos y calentaba el cuerpo.

Lo más difícil ha sido cuando he llegado a la cima donde supuestamente (o eso ponía en la Lonely Planet) el Monasterio de la Cumbre Dorada daba alojamiento, y resulta que ya no alojaban a los peregrinos. Ha sido como si todo mi cuerpo y mi mente estuviera preparado para llegar allí y descansar. Pero al decirme que no podía alojarme allí, todo se me ha desmoronado. Mis manos se han empezado a congelar considerablemente, con lo que he tenido que calentarlas en los recipientes de Bronce donde queman el incienso de la ofrendas. Luego un alma caritativa se ha apiedado de mi y me ha dado unas galletas y una manzana, que a pesar llevar comida en mi mochila no me he visto con ganas y fuerzas de rechazarlas, con lo que han servido para aplacar el hambre que tenía a las 16 de la tarde después de todo el dia de caminata.

Viendo que no había otra alternativa, he tenido que volver sobre mis pasos y hospedarme en un hotel que había a unos 500 metros de la cima. He tardado unos 30 minutos de ducha hirviendo para que mi cuerpo dejara de temblar por el frio acumulada durante 8 horas a temperaturas que oscilarían entre los 5 y -10 C. Los dedos de las manos no entraban en calor e incluso parecían un poco morados como en un principio de congelación. Ha sido el momento más dificil de la excursión y diría que del viaje. Ahora que escribo estas líneas todavía recuerdo aquel dolor.

"Muxi, sort que no has vingut perque si no morim del fred, me mates tu".

Sobra decir, que en la cima no se veía nada más que una espesa neblina que solo permitía ver a unos 50 metros, mientras continuaba nevando sin parar. Todo estaba congelado, los arboles, los tejados de los templos, las escaleras, incluso la dorada estatua de Puxia encima de su elefante. Así que las vistas espectaculares tendrían que esperar a una ocasión más propicia.

Al día siguiente, me he levantado a las 6:00 con la esperanza de encontrar un cielo despejado iniciando de noche el camino de vuelta a la cima para llegar a ver la salida del sol. Pero las nubes han decidido que hoy no seria el día, y es que todavía estaba nevando, aunque muy débilmente. Como tampoco había suficiente luz para hacer fotos, he decidido volver a la cama del hotel que disponiba de mantas eléctricas para calentarte el cuerpo mientras duermes. Sobre las 8 he vuelto a la cima otra vez, donde esta vez se había despejado de la insistente niebla y he podido disfrutar de unas vistas un poco más lejanas, observando las nubes a los pies del monasterio, y en la cima de una acantilado se observaba el Templo de los Diez Mil Budas , al cual no se puede llegar caminando, solo con monorail.

Aunque no he visto las maravillosas vistas que se crean en tan singular lugar, seguro que recordaré este sitio toda la vida. Y por si no lo recuerdo, aquí están las escalofriantes fotos para ello.

1 comentario:

  1. Hola!!

    Ha sido genial dar con este blog justo una semana antes de irme para Sichuan.
    Tenia muchas ganas de ascender emeishan, pero viajando sola me pareció un poco más complicado, básicamente por el tiempo.
    Vi que se organizaban exucrsiones de un día o dos desde Chengdu pero no me gusta mucho ir con un plan organizado.
    En esta época ya estará todo nevado supongo.

    Hay alguna opción de hacer solo medio camino y acabar de llegar a la cumbre en teleférico? Por el camino suele haber gente caminando o es más bien solitario?
    Os dejo mi correo, seria genial que me dierais un par de consejos!

    Merci!!!!

    joanatf@gmail.com o joana@floru.cat

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