lunes, 28 de diciembre de 2009

GILI AIR: VACACIONES DEL VIAJE



Las Islas Gili son un conjunto de tres pequeñas islas que se encuentran al noroeste de Lombok desde las que se puede divisar los impresionantes volcanes de Gurung Anang de Bali y Rijinai de Lombok. La más grande de ellas y también a más turística es Gili Trawangan, luego se encuentra la Gili Meno que posee un pequeño lago en medio y la Gili Air, nuestro paraíso.


Imagínate una pequeña isla en medio de océano pacífico, imagínate sus trasparente y cálidas aguas, imagínate una barrera de corral alrededor de toda la isla llena de peces de vivos colores, imagínate sus palmeras y cocoteros como guardianes del cielo de la isla, imagínate que empiezas a caminar por sus blancas playas formadas por restos de coral y antes que te des cuenta has vuelto a tu punto de partida. Te lo has podido imaginar? Pues así es Gili Air.




Con este panorama por delante, lo único que puedes hacer es descansar. Así que alquilamos un bungalow a primera línea de playa, dejamos las mochilas y nos recostamos en la hamaca de su porche a ver pasar los días, mientras nuestra única preocupación era qué desayuno elegir; pancake o huevos fritos, qué zumos de frutas saborear; banana, mango, papaya o sandía, o qué cerveza tomar; grande o pequeña mientras veías sus maravillosas puestas de sol. Y aquí, en medio de la nada, hemos dejado pasar una semana observando los preceptos de la vida contemplativa.

ESTAS HAN SIDO NUESTRAS VACACIONES DEL VIAJE.


Pero después de 6 meses de trenes, autobuses, aviones, hoteles, guest houses, templos, mercados, montañas, valles, ríos, … era difícil frenar en seco, y esta isla aunque parezca pequeña tiene algunos tesoros escondidos, y ellos no se podían ver a simple vista sino que tenias que zambullirte en sus cálidas aguas para descubrirlos. Para ello, el mejor momento es a medio día cuando el sol está en el punto más álgido y sus rayos penetran perpendicularmente en el mar. Entonces te pones los pies de pato, las gafas de agua y el tubo y cuando sumerges descubres un mundo multicolor completamente diferente al que estamos acostumbrados. Los arrecifes de coral se extienden por toda la costa de la isla formando un hábitat inigualable para sus huéspedes habituales. Puedes ver formaciones en forma de cuernos de reno de color lila, ocre y rojo, también hay algunos corales en forma de seta, otros parecen celebros gigantescos desdibujando sus surcos característicos. Pero solo los edificios de una urbe submarina donde habitan criaturas de muchas formas y colores. Puedes ver pequeños peces de colores color azul eléctrico, las anémonas donde habitan familias de nemos de color naranja y blancos, peces payasos de franjas negras, blancas y amarillas, peces agujas, estrellas de mar de diferentes colores, peces que parecen que tienen el arcoíris pintado en sus escamas, orugas de mar, morenas asomando solo la cabeza en su escondite, conchas de colores azules y naranja y un sinfín de diferentes seres vivos que la naturaleza ha creado en tan bello entorno. Algunas veces era irresistible la tentación de formar parte de ello, así que tomando todo el aire que cabe en los pulmones, descendía algunos metros para contemplar el espectáculo de cerca. Lo más curioso de todo es que estas criaturas no huyen al verte allí, incluso algunos viene a mirar estupefactos que hace un “pez” de esas dimensiones nadando tan “torpemente”. En ese momento, sonríes y le dices hola, pero te das cuenta que empieza a faltarte el preciado oxigeno y tienes que volver a la superficie, y cual ballena expulsas todo agua que ha entrado en el tubo con una fuerte exhalación y vuelve a coger oxigeno para volver a bajar a explorar esa vida tan diferente e interesante. Todos los días iba a visitar a mis “nuevos amigos” regocijándome horas enteras practicando snorkel en los arrecifes de coral, y aún así cada día veía un nuevo pez que otros días no había visto.


Un día contratamos un tour que te llevaba en barca a visitar los arrecifes de coral de las islas Gili Trawangan, Gili Meno y Gili Air, nuestra isla. Cuando llegamos a la isla Trawangan había simpático animalito que todavía no habíamos visto en nuestras incursiones marionas. De repente vimos un pequeño “platillo volador” que emergía pausadamente de las profundidades marinas y se disponía a comer trocitos de coral, y cuando nos acercamos pudimos comprobar que era una tortuga marina que medía alrededor de 50 cm de diámetro. Yo incluso me atreví a descender a su lado para poder tocarla, y descubrí que aunque no le gusta que la molesten mientras come (a quién sí? ), no salía huyendo despavorida sino que se movía con relativa lentitud que permitía acompañarla en su viaje submarino hasta donde tus pulmones lo permitía. Fue muy divertido.




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