viernes, 29 de marzo de 2013

CAYO LEVISA

Cayo Levisa está situado a  35 minutos desde Palma Rubia. Entre todos los cayos cubanos, elegimos éste ya que quedaba cerca de nuestra ruta de regreso de Pinar del Río hacia Cienfuegos.

Llegamos al muelle desde donde salen los ferrys una hora antes de la salida. Teníamos que esperar hasta las 10h para poder subir a uno de ellos. Pero nos ofrecieron la posibilidad de subir al ferry que llevaba al personal que trabaja en la isla. Así que rápidamente cogimos las mochilas, cerramos el coche y subimos. Los otros cayos cubanos tienen pasarela, mientras que a Cayo Levisa solo se puede llegar en barco. 

El mar a esas horas de la mañana estaba en calma y solo nuestro paso alteraba el agua dibujando una estela de espuma. Poco a poco íbamos dejando atrás montañas y palmeras desdibujadas en medio de la neblina. El día no prometía mucho, pero a medida que pasaban los minutos, las nubes se separaban para dejar pasar a un sol radiante.



Cuando llegamos al cayo, nos dirigimos al único hotel. Andamos entre una larga pasarela de madera atravesando los manglares hasta llegar al hotel. Entramos en la sala de desayuno. Huevos, panes, frutas, bacon, zumos, café, leche, yogures, bollería,... nos esperaban. Nos tomamos nuestro tiempo desayunando mientras el día acababa de levantarse. En cuando el sol brilló con fuerza salimos a la playa y poco a poco nos fuimos quitando capas de ropa hasta quedarnos en bikini, jugar en la arena y tumbarnos en las hamacas. La arena blanca y las aguas de color turquesa invitaban al descanso y el disfrute. 





Pepe y Antonio se fueron a bucear. Vieron peces payaso, peces león, peces trompeta, barracudas, peces ángel, corales, morenas,... Mientras, Olga, Clara y yo nos tostábamos al sol entre piñas coladas y mojitos.

A la hora de comer nos fuimos a un restaurante  tipo buffet, pero supongo que llegamos demasiado tarde porque quedaba poco donde elegir y el pescado parecía estar varias veces recalentado. Aún así, disfrutamos de la comida, especialmente por una pareja de músicos que tocaban la guitarra y las maracas y cantaban boleros. 

Después de comer intentamos hacer la siesta pero soplaba un viento muy fuerte que levantaba la arena y la lanzaba contra nosotros. Medio tapados con camisetas y toallas conseguimos dormir un rato. 

A las 17h teníamos el barco de regreso. Por la tarde el mar estaba más revuelto a causa del viento y las olas del mar entraban dentro del barco y nos mojaban los pies. Los pasajeros que estaban situado más a proa se ducharon varias veces con agua salada. Fue divertido.


A Cayo Levisa se la considera la mejor playa de Pinar del Río. No en vano. Es espléndido.

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