miércoles, 7 de octubre de 2009

MI CUMPLE

Este cumpleaños, sin duda alguna ha sido muy especial. Cuando empezamos a planear el viaje nos dimos cuenta que tanto Pepe como yo cumpliríamos años muy lejos de casa pero todavía no sabíamos donde. A mi me pilló en Nepal, en concreto en el valle de Kathmandú. Durante la visita al valle, que consta de muchos pueblecitos, decidimos huir de la bulliciosa Kathmandú y nos alojamos en Bodhnath: un pueblecito situado a 4 kilómetros de la capital, donde se respira aire tibetano alrededor de una de las estupas más grandes del Nepal.

Pues bien, amanecimos en Bodhnath y para ese día teníamos planeado una excursión a Bhaktapur, otro de los pueblos del valle. Antes de ir hacia allí queríamos hacer una parada en Pashupatinah, otro pueblecito donde hay una zona con templos y crematorios. Nuestra sorpresa al llegar fue que teníamos que pagar 500 rupias cada uno y teníamos el acceso o a algunos de los templos. De modo que decidimos no entrar e intentar hacer alguna foto del lugar desde fuera del recinto. Ascendimos la ladera de una colina para tener mejor vista y de repente vimos que había unas escaleras que bajaban hasta el río. Decidimos dar un paseo por el río y andando y sin saber muy bien como ,nos encontramos dentro del recinto: nos habíamos colado.
Dado que el universo nos hacía ese regalo decidimos aprovecharlo. Lo primero que vimos fue la zona de los crematorios. Es una zona muy fácil de identificar dada la humarera. Los crematorios están situados al lado del río. Había 4 especie de pedestales. Dos estaban ocupados y otro dos estaban preparados con leña perfectamente amontonada, esperando ser encendida. Los nepalís queman a sus muertos en estas piras funerarias. Mientras los cuerpos arden la família y los amigos se sientan cerca y contemplan la escena. Estuvimos mirando un par de pilas arder con lo que se intuía cuerpos humanos encima. De repente me invadió una sensación de incomodidad. Pepe estaba haciendo fotos y le pedí que parara. Para mí era un momento muy privado de la família y no un espectáculo para hacer fotos. A medida que pasaba el tiempo mi reacción frente todo eso era sobredimensionada. Decidí que no quería ver todo eso el día de mi cumpleaños. Le dije a Pepe que le esperaba fuera y eso hice. Me alejé de todo eso y me sente frente una tienda que todavía estaba cerrada. Pude ver como muchos nepalís me miraban con cara de extrañados al verme allí sola sentada. Yo estaba mucho mejor que frente las piras funerarias y me entretuve viendo monos, monas y monitos. Estaba lleno de estos animales. Me sorprendió ver como a los monos les encantan los huevos. Vi a uno que estuvo más de 10 minutos para comerse un huevo crudo y por lo visto le encantó porque al acabar, ¡se chupaba los dedos y todo! Me entró hambre y recordé que tenía chocolate en el bolso. Así esperé a Pepe que apareció con un señor de unos 60 años que le hacía de guía y le estaba contando con todo lujo de detalles como se preparan los cuerpos para ser quemados y un largo etc. Yo seguía algo nerviosa y conseguí darme cuenta del porqué de mi incomodidad. Para los que sepáis algo de astrología, con este cumpleaños se ha situado Plutón en el ascendente. Plutón es el planeta de la muerte y la transformación. Tuve delante de mis narices esa muerte y lo que hice fue salir corriendo. Por lo menos he podido darme cuenta y tomar buena nota de la lección.

La segunda parte del día fue genial. Nos dirigimos hacia Bhaktapur. Es un pueblecito lleno de calles peatonales, con templos, museos, calles de piedra, tiendas de souvenirs,... Desayunamos en uno de los mejores hoteles. El restaurante estaba llenos de figuras de budas y máscaras en las paredes y mientras desayunábamos podíamos ver a la gente pasear por la calle. Después de reponer fuerzas empezamos a pasear por el pueblecito y nos hartamos de hacer fotos preciosas. Era como un cuento de hadas. Nos encontramos con una pareja de catalanes con los que compartimos la comida en un cutre restaurante, oscuro, sucio y muy barato. Seguramente habrá sido uno de los peores lugares donde hemos comido pero la compañía era buena y los momos (especie de empanadillas hechas al vapor) riquísimos. Después de comer volvimos para Bodhnath, donde estábamos alojados. Me había reservado una tarde de "belleza": limpieza facial y masaje corporal. En total 2 horas de relax.

Al acabar llovía a mares y medio mojados, Pepe me hizo subir en un taxi. Yo empecé con mi pregunta típica: ¿Donde vamos?. Pero no conseguí arrancarle ni una palabra, solo le dijo al taxista: "A Kathmandu por favor. A Cheff Caroline Restaurant". Que misterio. ¿Como sería ese sitio? Después de casi perdernos porque el taxista no tenía ni idea de donde estaba el restaurante llegamos a un recinto flanqueado por varias personas de seguridad. Paseamos por pasillos llenos de tiendas de lujo y al final llegamos al lugar elegido para cenar. El restaurante tenia un patio central abierto, al que no pudimos ir, porque como os he dicho llovía a mares. Nosotros llegamos con nuestros ponchos de color negro largos hasta los pies, mientras había muchas personas de punta en blanco, pero eso hizo la escena todavía más divertida. Todo el restaurante estaba iluminado con muchas velas. Era realmente acogedor.
Elegimos una mesa en una esquina y nos pusieron la carta en las manos. Mmmmm, todo cocina francesa: ensaladas tibias de queso de cabra, tostadas de camembert fundido, quiches lorraines, foie, calamares, lenguado, bacalao, pato, ternera, cerdo,... y un montón de productos difíciles de encontrar en Asia. Pero lo mejor estaba por llegar y es que tenían una amplia carta de vinos blancos y tintos. Nos pedimos un Merlot del 2007 francés. Cuando nos sirvieron la comida brindamos con el vino y disfrutamos de una velada muy especial. A la hora del postre el camarero apareció con un pastel de limón y una velita mientras Pepe me cantaba el "happy birthday to you". Emocionante. Al lado del pastel había un paquete envuelto que contenía una pulsera regalo del restaurante. El broche fue el anillo de ambar que me regaló Pepe.

Disfruté mucho de mi día. Después de una fase llegaba otra mucho mejor. Es similar a un proceso de muerte y transformación, donde dejas ir cosas viejas para que puedan llegar otras nuevas y mucho mejores.

Quiero agradecer a todos aquellos que me felicitásteis tanto por sms, como por mail, como pronto, como tarde. Ha sido muy bonito ver que aunque estamos lejos, estamos cerca.

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