miércoles, 13 de enero de 2010

DE CÁMPING Y PLAYA

En Australia los alojamiento son, de lejos mucho más caros que lo que llevamos pagando hasta ahora. Un hostal con habitaciones y baños compartidos nos ha costado 28 AUD en Sídney. Ese precio incluye derecho a cocina y desayuno. El desayuno consta de: zumo de naranja, leche, tostadas, Nescafé, mermelada de fresa y mantequilla de cacahuete. En Byron Bay los precios todavía se han disparado más y es que por el mismo tipo de hostal nos pedían 37 AUD por persona. El día que llegamos y hartos de caminar y que nos dijeran que todo estaba lleno, nos dimos de bruces con un camping. Decidimos entrar a preguntar si tenían bungalows o algo parecido y lo que nos ofrecieron fueron unas tiendas fijas. El precio no era barato, 40 AUD por personas, pero las mochilas pesaban una barbaridad y pensamos en pasar solo una noche en el camping y aprovechar para buscar un sitio mejor para el resto de las noches.

La tienda consistía en una estructura metálica cubierta con tela de plástico grueso de unos 2,5 metros de altura. El suelo era de cemento cubierto con tela plástica simulando baldosas. El único equipamiento de la tienda eran dos colchones recubiertos de plástico y una bombilla. La ventilación estaba a cargo de dos ventanas laterales y una puerta cubierta con mosquitera. No nos pareció gran cosa, pero al menos estábamos los dos solos, sin más gente con quien compartir nuestros sueños.

Después de descansar un rato de toda la noche en tren fuimos a comprar algo para hacer la comida. Cuando nos dirigíamos a la salida del camping descubrimos una pequeña piscina a disposición de los señores campistas. En ella hemos pasado algunos ratos de lectura y reposo muy agradables durante los 4 días que hemos estado en el camping.

La excursión al supermercado fue un festival para la vista: fruta y verdura fresca, pan recién horneado, una gran selección de quesos, bandejas de carne de ternera, buey, pollo y canguro, pescado, gambas, pulpitos, aceitunas, latas, bebidas, cosmética, higiene,… bueno, de todo. Y para rematar descubrimos una licorería al lado donde podíamos comprar todo tipo de vino y cervezas. En Australia el alcohol no se vende en supermercados, solo en licorerías. Los vinos australianos son muy baratos, es decir un vino blanco o tinto puedes encontrarlo por unos 7 AUD. ¡Y están buenísimos!

Una anécdota muy divertida en el supermercado es que hay cajeros self-service, es decir, tú mismo pasas los códigos de barra de lo que has comprado y pagas. El sistema es muy sensible, por eso, y tienes que ser muy metódico y sacar una cosa de la cesta, pasarla por el código de barras y ponerla en la bolsa. Tanto la cesta, como la bolsa están sobre una balanza, de modo que el sistema calcula el peso de lo que tú has pasado por el código de barras y si no coincide con lo que depositas en la bolsa, el sistema se bloquea y tiene que venir una persona del supermercado a desbloquearlo. Imaginaros el espectáculo del primer día y cuando todavía no habíamos descubierto el manejo. Tuvimos que llamar a la asistente del supermercado más de 5 veces.

El descubrimiento de la barbacoa fue lo mejor. Por lo que hemos podido ver hay mucha afición a cocinar en barbacoa. Las hemos visto en muchas casas y en zonas públicas cerca de bosques y playas. Estas últimas funcionan con monedas y es que las barbacoas funcionan con gas. Pones el dinero y empiezan a funcionar. Cuando se acaba, pones más dinero y se enciende de nuevo. Quizá sería más acertado llamarles planchas al aire libre.

En cualquier caso, a nosotros nos ha dado mucho juego. Hemos cocinado todo en la barbacoa: filetes de ternera, chuletones, broquetas de pollo, hamburguesas, filetes de pescado, espárragos verdes, berenjena, cebolla, calabacín, guisantes tiernos, pan tostado que luego hemos restregado con ajo y puesto sal y aceite,… Pepe ha descubierto una de sus pasiones ocultas y es cocinar en barbacoa. Cuando decidíamos ir a preparar la comida o cena, él se situaba directamente frente los fogones: preparaba todas las verduras y luego hacía la carne. Para distraerse me iba pidiendo que le rellenase el vaso con vino o cerveza, eso sí. Hoy incluso hemos comprado una lata de mejillones y unas aceitunas que las vendían como “españolas” y hemos hecho un vermut. Al lado de la barbacoa hay varias mesas y sillas de plástico a la sombra, donde sentarse sobre el césped y degustar las delicatesen que has cocinado. Hemos visto gente que come con cualquier cosas: tostadas con mantequilla y kétchup (¿?), cereales con leche, salchichas de
Frankfurt, fideos de sobre,… Nosotros debemos ser los que mejor nos hemos alimentado porque cuando la gente pasa por nuestra zona, siempre mirar que hay sobre la plancha. Y es que ven a Pepe tan encantado de la vida que les debe picar la curiosidad.

Otro regalo del camping fue la primera noche, que yo no pasé muy bien. Me levanté al baño a media noche y cuando levanté la cabeza en plena oscuridad vi un espectáculo maravilloso sobre mí. Miles de estrellas y la vía láctea dominaban todo el cielo. La oscuridad era absoluta, por tanto el brillo de las estrellas te dejaba sin aliento. Lo que pude observar es que las estrellas están al revés, es decir, desde el hemisferio sur, se ven al revés de cómo se ven en el hemisferio norte. Pude identificar la estrella polar pero me costó mucho per la osa mayor y la osa menor. Solo he visto un cielo más bonito una vez, y fue en el Cañón del Colca cerca de Arequipa en Perú.

Solo tuvimos un pequeño susto y es que un día mientras comíamos vimos a 3 personas del camping algo asustadas. Nos dijeron que andaba suelta una de las serpientes más venenosas de Australia. Por lo visto, mortal. Nos levantamos en busca y captura del reptil y a unos 150 metros la vimos: medía unos 1,50 m. y era de color oscuro. Se deslizó debajo de una casa y no la vimos más. Por lo que nos han contado en Australia hay animales venenosos y mortales de todo tipo: serpientes, arañas, tiburones, medusas,… “No manco pas de res”.

Lo hemos pasado muy bien de camping. Después de Auroville es el siguiente lugar donde más cómoda y a gusto me he sentido. Incluso ayer estuvimos mirando para comprar una tienda de campaña. Es la manera más barata de dormir, pero hay que sumar el inconveniente de llevar un trasto más (cada uno llevamos una mochila grande en la espalda y una pequeña en el pecho, más alguna que otra bolsa de comida) y montar y desmontar cada vez que llegas y te vas. Además las tiendas cómodas para 2 personas son las de 4 personas ya que te dejan espacio libre para dejar las mochilas y moverte un poco, eso sí, sin poder ponerte de pie, así que lo hemos descartado. Hubiera sido una buena opción si hubiéramos alquilado un coche para recorrer Australia, pero decidimos coger un billete de tren que te permite hacer toda la costa este, sin límite de paradas con la única condición que no puedes ir hacia atrás, solo hacia adelante. Los trenes son puntuales, muy cómodos y limpios. Un estilo a nuestro Euromed. Te permiten descansar, leer, escribir o sencillamente disfrutar del paisaje. Lo que el tren no cubre, hay una red de autobuses de la misma compañía que te lleva al destino final. Todo muy bien organizado.

Nuestro primer viaje en tren nos hizo un gran regalo, y es que vimos una familia entera de canguros. Nosotros habíamos pensado ir a un zoo a verlos, ya que por lo visto no es muy fácil encontrártelos porque suelen salir de noche, pero allí estaban, toda la familia sentada sobre un enorme prado verde, también lleno de vacas y caballos preciosos. Ahora solo nos faltan los koalas, pero estos animales se pasan unas 20 horas del día durmiendo. ¿Nos dará Australia también este regalo?

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