lunes, 11 de enero de 2010

OBJETO DE DESEO



Otra cosa interesante que nos ha sucedido y hemos sido capaces de reconocer es que se nos ha vuelto a activar el OBJETO DE DESEO, tan propio de nuestra civilización occidental.

Paseando por una megametrópolis como Sídney y sus alrededores hemos podido observar sus inmensos rascacielos, sus restaurantes sibaritas, sus hoteles de lujo, sus caras tiendas de ropa, sus flamantes coches y sus casitas en la playa con vistas al mar. Y todo ello era motivo de deseo. Deseabas comer en el restaurante de la Ópera de Sidney con vistas al Harbour Bridge, deseabas conducir el Porche que acaba de pasar por la calle, deseabas alojarte en las confortables y lujosas habitaciones del Hotel Hilton, deseabas el último traje de Armani y, como no, deseabas comparte una de aquellas casitas con piscina y jardín con vistas a la preciosa bahía de Manly. Es curioso como los últimos seis meses viajando por países asiáticos no habíamos tenido ninguna sensación parecida a esta, y os puedo asegurar que en algunas ciudades asiáticas hay igual o más lujo que en las occidentales. Y sin embargo, ha sido llegar a Sídney y, de repente, se han activado todos los mecanismos propios de nuestra cultura, donde la felicidad se mide por las cosas que posees, en vez de medirse por las cosas que no deseas. Y es que nuestro sistema está montado para desear una mejor ropa de la que tienes, un mejor coche del que tienes, una mejor casa que en la que vives. Y para qué? Fácil, para con ello necesitar más dinero del que tienes y desear un mejor puesto trabajando duramente e hipotecando lo más precioso que tenemos, nuestro tiempo. Ese tiempo que no puedes invertir en hacer lo que realmente quieres hacer, que es disfrutar de aquellas cosas que tienes. Con lo cual siempre tienes una felicidad insatisfecha, o mejor dicho una infelicidad insatisfecha.

TÚ QUE ERES DE LOS QUE DISFRUTA CON LO QUE TIENE, O DE LOS QUE DESEA DISFRUTAR CON LO QUE TENDRÍA?

No hay comentarios:

Publicar un comentario