domingo, 5 de agosto de 2012

EL CERRO DE MONSERRATE

Hoy hemos ido a Monserrate. Es un pico de 3.142 metros y es el símbolo de Bogotá. En la cima está la iglesia de Monserrate, situada donde antiguamente estaba la ermita que fue desbastada en un terremoto en 1917. Este lugar es  un sitio de peregrinaje para bogotanos y turistas extranjeros debido a una imagen milagrosa del Señor Caído situada en el altar que data de 1650.

Para subir a la cima hay 3 formas diferentes: en funicular, en teleférico o a pie. Nosotros hemos intentado acceder a pie, subiendo  los 1500 escalones que hay, pero en la entrada nos han dicho que no se puede  subir con niños menores de 5 años. ¿El motivo? Que hay mucha gente y que es por la propia seguridad de los pequeños. Aunque hemos intentado decir a la seguridad que Clara va dentro de la Manduca y que no teníamos intención de que subiera los 1500 escalones, no hemos podido entrar. Así que hemos hecho la cola para comprar los tiquetes para subir en funicular. Nos ha costado 4.500 pesos (unos 2,5 euros). Es gracioso porque en la cola había un señor con un altavoz como los de los policías americanos dando instrucciones: el tiquete de funicular, también sirve para el teleférico; en la cola de tiquetes solo una persona, los acompañantes esperan en la plaza; tiquete de ida vale 4.500 pesos, ida y vuelta 9.000 pesos (y digo yo, ¿donde está el ahorro de ir y volver?).

Cuando hemos tenido los tiquetes nos han colocado ordenadamente por escaleras a la misma altura que el funicular. Nos han prohibido comer nada durante e trayecto por nuestra seguridad y hemos esperado pacientemente la llegada del funicular. A su llegada, han bajado los viajeros por un lado y el resto hemos subido por el otro. Íbamos de pie y un poco enlatados, pero enseguida nos hemos olvidado, cuando hemos empezado a ascender, ¡y de qué manera!. Ha sido casi una subida en vertical de 500 metros. Impresionante. En pocos segundos ya teníamos una visión panorámica de Bogotá.


Y casi lo mejor ha sido cuando una abuelita inspirada por las vistas y a fe se ha puesto a cantar a la Virgen. Hemos acabado todos aplaudiendo y pidiendo otra, otra. En pocos minutos hemos llegado a la cima y enseguida hemos notado el cambio de temperatura. Pero no ha importado: allí bajo nuestros pies teníamos la extensa Bogotá. Nada mas y nada menos que 1.700 km2 de construcciones casas, edificios, rascacielos, centros comerciales, chabolas,... Nuestra cámara ha necesitado hacer 4 fotos para captar toda la panorámica.


Hemos subido por el Viacrucis: un bonito sendero rodeado de frondosa vegetación y pura selva, donde cada poco encontrabas imágenes en bronce de la condena de Jesús, el encuentro con la Virgen, la primera caída, el encuentro con Verónica para secarle el sudor, la segunda caída, el consuelo de Jesús a otras mujeres y la muerte final. Personas devotas se paraban frente cada imagen a rezar. Al final del Viacrucis se llega a la Cascada de la Cruz. Son pequeños saltos de agua y arriba del todo una cruz hecha de musgo. 




















Detrás de ella y tras subir un tramo de escaleras encuentras la Iglesia.El exterior de la iglesia de Monserrate no es nada espectacular: un sencillo edificio blanco sin ninguna pretensión. El interior es igual de austero. Al llegar estaban en medio de la misa y el edificio estaba lleno a rebosar. La devoción se notaba en el ambiente. 


Justo detrás de la iglesia hay una calle empinada llena de puestos de souvenirs y bebidas calientes: mate de coca (para el mal de altura), tinto (café), perico (cortado), canelazo ( infusión con licor de anís y canela) y carajillo. Cuando acaba la subida hay decenas de puestos que venden queso fresco y cuajada con bocadillo (dulce de guayaba), arequipe (dulce de leche) y una especie de coulis de mora. Todos te ofrecen queso para probar. Los sirven un platos pequeños con cuchara de plástico.
A la derecha sigue una callejuela repleta de restaurantes o más bien chiringos para comer (el que pueda comer todo eso, claro): papas criollas, papas con sal, yuca, aguacate, plátano en bocadillo (plátano frito relleno de queso y dulce de guayaba), sopa de raíz (sopa de testículos), sopa de menudos, bandeja paisa (plato típico de Medellín con carne de res, cerdo, embutido, arroz,...), pollo, chorizo, carne de res, carne de cerdo, arroz, fríjoles, entrañas, vísceras,... todo frito y calentado en la misma plancha. Las cantidades de comida son enormes. En las mesas servían bandejas rebosantes de estas delicatessen.

 














Nosotros que no comemos carne, nos costaba respirar. Todos esos olores tan densos y penetrantes. Aún con eso, yo me he atrevido a comer. Cuando le he preguntado a una camarera qué podía comer que no fuera carne, casi se desmaya. Al final he pedido un plato combinado con yuca, papas, aguacate y plátano. Todo por 7000 pesos (unos 3 euros). Todo calentado en la plancha de carne,... Mejor no pensar. 


No es de extrañar que Colombia tenga fama de país violento. En el interior son mayoritariamente carnívoros y grandes consumidores de hidratos de carbono de mala calidad: arroz blanco, patatas, yuca y fritangas.  Pepe se ha conformado con un plato de queso y dulce de guayaba. 

Para bajar el banquete hemos decidido bajar los 1500 escalones. Pero no sin antes cumplir nuestro cometido de plantar la antena de Paz de Merry Human Life: 


Hemos buscado un lugar escondido donde los jardineros no la puedan encontrar. Y como el encargado de saltar vallas prohibidas es Pepe, pero llevaba a Clara en la Manduca, he tenido que saltar yo, mirando que nadie me viera, mientras Pepe vigilaba. La he plantado detrás de la imagen de la segunda caída de Jesús, en el Viacrucis, entre la densa vegetación y bien profunda para que haga su función de antena de la Paz.


Después hemos emprendido el camino de regreso por las escaleras. De piedra y muy empinadas y nada uniformes. Un rompe piernas, pero muy entretenido porque todo el trayecto está lleno de vendedores que te ofrecen souvenirs, bebida y comida. Si algún peregrino va con la intención de hacer un camino silencioso e interior, lo tiene complicado. Al bajar nos hemos cruzado con personas que subían y a juzgar por sus caras no debe ser coser y cantar. A tener en cuenta el desnivel, el estado de las escaleras y la altura.  Cuando hemos llegado abajo las piernas me temblaban y los cuadriceps me ardían.
En la llegada o salida (según se mire) está también lleno de tenderetes para comprar dulces, saladitos, helados,... de todo para reponer fuerzas.
Incluso había un señor con una llama y hemos aprovechado para hacerle una foto con Clara montada sobre ella. Me ha recordado una foto que tiene mi hermano subido sobre un ponny.


Monserrate nos ha decepcionado un poco. Nos esperábamos una iglesia más espectacular  y habíamos oído que había una Moreneta. Yo casi iba con ganas de cantar el Virolai. Nada de eso pero las vistas y el entorno son espectaculares. Y nuestra antenita ya estará haciendo efecto. 

Paz, luz y amor
Perdón, compasión y memoria

2 comentarios:

  1. ¿De dónde saca usted que somos un país violento por comer carne? ¿En qué autores se está basando para afirmar que la dieta de un país afecta sus conflictos?

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  2. Gracias Maria Fernanda por su comentario. Aunque he leido mucho y me informado bastante sobre los beneficios de una dieta vegatariana. No recuerdo ahora mismo ningún estudio cientifíco que de "fe científica" de este comentario. No obstante, muchos caminos promulgados por grandes seres que han alcanzado la liberación (o iluminación) siempre recomiendan una comida vegetariana. "SOMOS LO QUE COMEMOS o COMEMOS LO QUE SOMOS."
    Yo lo baso en mi propia experiencia. Hace 4 años que no como carne, y me encuentro mucho mejor física, emocional y mentalmente. Y aunque no he encontrado el nirvana, te puedo asegurar que me encuentro con mucha más paz interior.
    Pero esta es mi verdad, yo solo te puedo decir que lo experimentes y luego decidas por ti misma por esta será TU VERDAD.

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