viernes, 24 de julio de 2009

UN TOQUE DIVINO

Llevamos cinco días en Tamil Nadu, uno de los estados más meridional de la India, junto a Kerala. Puede resultar curioso, pero cuando cambias de estado se percibe enormemente. Se nota como el idioma local es diferente (aunque sigues sin entender ni papa) donde los sonidos son más guturales y más secos; la comida se ha vuelto mucho más picante que en Kerala (será porque también hace mucho más calor); ha desaparecido la lluvia por completo y las temperaturas rondan los 40º al medio día; los templos han pasado de su habitual color piedra a los coloridos techos llenos de mándalas y las figuras iconográficas de los Dioses pintadas en colores pasteles como verde pistacho, rosa, azul cielo, amarillo, etc



Además de la diferencia de los colores de los templos, que te puede gustar o no, también nos hemos encontrado con un fervor religioso que se percibe ya en el primer templo que entramos. Hemos encontrado colas de una hora para entrar en el templo Sri Meenakshi de Madurai donde había cuatro gopurams colosales (torres de entrada) para cada uno de los signos cardinales, todas ellas salpicadas de colores que resaltan contra el cielo azul. Incluso, y esto no me ha gustado mucho, no permiten la entrada a no hindúes en los sanctasanctórum donde yace el Dios. Sólo si eres hundí y lo suficientemente devoto para hacer las colas interminables puedes hacer tu ofrenda al Dios y recibir la bendición del sacerdote que está haciendo la puja (ritual).

El templo del Fuerte de la Roca de Trichy está en un cónclave sobre las rocas elevado unos 80m de altura. Se han escavado los peldaños en la misma roca para poder subir, pero al final eran mejor las vistas que el templo que también está pintado de colores. Lo mejor de Trichy fue la comida en el Vincent Garden Restaurant, donde Ragu, a parte de atendernos amablemente, también nos dio algún consejo para viajeros y nos inquirió con alguna de sus preguntas transcendentales sobre la vida que nos costó contestar con nuestro nivel de inglés.


Pero no todos los templos de Tamil Nadu son coloridos. Uno de los que más nos ha gustado ha sido el templo Brihadisvara de Thanjavur, donde el sanctasanctórum contiene un lingam (falo) de 4m de alto por 7 de circunferencia y que no hemos podido visitar, así que no hay documentos gráficos de tan magnánimo objeto de culto hindú.


En estos templos consagrados nos estamos encontrando a un "personaje" (por así llamarlo) muy especial al cual le dedico esté artículo. Este personaje mide unos 3m de alto, pesa unos 2 mil kilos y tiene una trompa enorme. Pues bien, el consabido personaje juega un importante papel en estos templos que paso a describir.


Para los hindúes, el elefante es un animal sagrado que participa en su liturgia religiosa, incluso tienen un Dios, Ganesha, dedicado a este animal que aporta abundancia y prosperidad. Habitualmente están adornados con pinturas blancas, rojas y amarillas en la cabeza, orejas y trompa (incluso algunos llevan una capa encima) y se situan a la entrada del templo o dentro del recinto.


Cuando pasa por delante de él, te mira con semblante digno pero al mismo tiempo compasivo. Si te acercas para dar alguna lismona, él muy amablemente la recoge con su enorme trompa introduciendo las monedas en su interior y luego con una delicadeza digna de un enorme dios te da un toque divino en la frente o la cabeza con su trompa.



Ganesha, que es muy inteligente, va recaudando todas las limosnas y periódicamente le ofrece el dinero al monje sentado justo al lado que le obsequia con un poco de fruta o hierba fresquista, que con mucho gusto engulle como si de una golosina se tratara. Algunas veces, cuando la música de las pujas, el suso dicho personaje se pone contento y empieza a bailar contoneando su "esbelto" cuerpo mientras sigue el copas de la música alternando una patita y luego la otra.


Realmente es un espectáculo verlo. Yo me podría pasar todo el día observando a este grandullón con cuerpo de animal prehistórico y mirada melancólica.

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